Las fake news o noticias falsas están de moda. Llegan
a través de nuestros celulares o note books. Y a partir de ahí se abre un
abanico de posibilidades.
1 – Que usted
sea una persona racional y verifique la veracidad de la información que recibe,
algo que puede hacer perfectamente entrando en otros sitios.
2 – Que usted
sea un incrédulo que todo se cree y, producto de su ingenuidad o ignorancia,
reenvíe esa noticia a cientos de “amigos virtuales”.
3 – Que usted
sea consciente de que se trata de una noticia falsa pero está acorde con su
pensamiento ideológico, partidario o religioso y la reenvíe a cientos o miles de
personas.
Cualquiera sea el caso, lo concreto es que las noticias falsas abundan y se
reproducen como hongos venenosos causando un daño irreparable a la credibilidad
de las instituciones, incluido el periodismo.
Ahora bien. Es importante saber que atrás de una noticia
falsa generalmente hay súper profesionales que no sólo las crean utilizando
elementos de la realidad sino que a través de algorismos las hacen llegar a las
personas que pueden compartir lo que allí se dice, sea cierto o no.
Fijese
lo que ocurrió recientemente con una fake que no tenía objetivos políticos.
Muchos
de nosotros recibimos por diferentes vías un video viral en el que
aparece, supuestamente el rey de Bahrein, Hamad bin Isa bin Salman al-Khalifa,
custodiado por un robot guardaespaldas de más de dos metros que
impresiona con sus movimientos.
El video fue grabado durante la exhibición de seguridad IDEX 2019,
celebrada en el Centro Financiero Internacional de Dubai, pero que
recientemente cobró notoriedad en Twitter.
“El
Emir de Bahrein llegando a un evento en Dubai escoltado por su robot
guardaespaldas”, se lee en una de las publicaciones en las que se hace
referencia al popular clip que tiene más de 17 mil reproducciones en Twitter,
mientras que ya superó los 300 mil en YouTube.
La repercusión de esta aparente innovación tecnológica en materia de seguridad
personal trascendió las redes sociales, ya que también fue presentado en muchos
medios que cayeron en la trampa.
Pero
desafortunadamente, por mucho que varios se entusiasmaron con que el video
fuera cierto, los guardaespaldas robot son ciertamente un concepto que lejos
está de ser realidad.
Una
serie de detalles que confirma el engaño del video es la ausencia del Emir de
Bahrein y, además, el robot es en realidad una persona disfrazada. El robot en
cuestión tiene nombre: se llama Titán, mide 2.43 metros y en realidad se
trata de un desarrollo tecnológico que tiene como fin “el
futuro
del entretenimiento” de las personas.
El traje está dividido en dos partes, la superior del
cuerpo de Titan es controlada por un operador a través de un panel de control.
Allí está alojado el cofre del traje, donde hay una ventana de vidrio
transparente unidireccional disponible para que el operador observe su entorno.
Asimismo,
las acciones y los sonidos están preprogramados y se activan automáticamente cuando
se realizan las acciones y comandos correspondientes.
Titan
es promocionado como “el primer artista robot de entretenimiento comercial del
mundo”, desarrollado por la empresa británica Cyberstein. De hecho, en su
página de internet aseguran que quienes lo contrataron quedan “complacidos con
su espectáculo”.
“Actuando
en grandes eventos al aire libre, espectáculos de campo, festivales y centros
comerciales, Titán está garantizado para impulsar la venta de entradas, aumentar
la afluencia y tener centros comerciales a rebosar”, se logra leer en su página
de internet.
En
su currículum aparecen una variedad de eventos públicos y privados, como los
Juegos de la Commonwealth en el Reino Unido, los centros comerciales Bar
Mitzvahs del Reino Unido, presentaciones televisivas para recaudar fondos y
hasta conciertos en vivo.
En
el 2018 ingresó al mercado chino y fue operado por Tuxuan Robotics.
En su cuenta de Instagram se pueden ver numerosas imágenes del robot en distintos
eventos. Además, Titan también tiene una cuenta de Twitter donde, en febrero de
2019, publicó una foto justamente en la feria IDEX de Abu
Dabi.
El
resultado es que todos hemos escuchados a señoras y señores hablando del
fantástico robot que custodia al emir.
Vamos ahora a otra cuestión. En todo el mundo hay gente que tiende a creer en
noticias falsas y teorías de conspiración.
Pero,
¿cuáles son las razones psicológicas de esto? ¿Hay personas más vulnerables a
creer en mentiras que otras?
No hace mucho se difundió el caso de una mujer que creyó en una noticia falsa
difundida a través de un presunto pantallazo de un diario en Instagram en 2019.
Esa falsa noticia decía que agentes de policía habían ahorcado a manifestantes en
las estaciones del metro de Chile. En ese momento, los chilenos protestaban
contra el aumento del costo del transporte público, y, si bien los carabineros
reprimieron duramente a los manifestantes, lo que fue criticado por organizaciones
de derechos humanos, no colgaron a nadie de la horca.
Muchas personas dieron crédito a la noticia y la reenviaron. Algunos –reitero- por
ingenuidad pero la mayoría porque coincidía con su ideología. Ellos saben que
siempre encontrarán personas que tienen imágenes reconcebidas
del
enemigo dispuestas a creer y divulgar la noticia aunque sepa que es falsa.
Por
eso muchos solo leen o ven canales que corresponden con su opinión.
Es
más que una burbuja, es una especie de universo paralelo que satisface todo
tipo de necesidades.
En los últimos tiempos se ha jugado demasiado con
material informativo sensible.
Verdaderos
criminales de las redes han mentido sobre las vacunas, sobre los objetivos de
la pandemia, sobre un inminente vaciamiento de las cajas de seguridad bancarias
o, en nuestro país, sobre inminentes subas del dólar.
Y
siempre hay gente dispuesta a creer y divulgar.
Haga usted la misma encuesta:
¿Cuantas
personas que usted conoce le envía material redactado o creado por ellas? No llega al 1 por ciento. Lo que hacen es reenviar material que reciben.
Luego
–esto es aún más terrible- descreen de los medios informativos que nada dicen
sobre lo que ellos “compraron” como cierto.
El
drama mayor es que son muchos más los que siguen las redes que los que leen
libros o medios serios.
Atrás
de este fenómeno –no lo dude hay personajes que se restriegan las manos y se
benefician con una extraordinaria
red
de incautos dispuestos a dejarse engañar.
Fuente: Publicado en La Pericana, edición 330 del 17 de diciembre de 2022