Hubo un tiempo –y no hace
mucho- en el que la enseñanza a varones y mujeres era absolutamente
diferenciada. Había escuelas de varones y escuelas de señoritas. Esta foto es
de la década de 1930 y fue tomada en la escuela Fray Mamerto Esquiú que contaba
con un vivero y huerta donde los alumnos aprendían sobre el cultivo y cuidado
de especies. Estos contenidos eran complementados con las clases en las que se
enseñaba religión, moral y urbanidad y se formaba a las niñas (en esa época la
escuela no recibía varones) en las tareas del hogar como corte y confección y
telar.
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Fuente: Nuevo Mundo, edición 630 del 12 de diciembre
de 2022